Letra y música: José A. Alonso
Tía Juana,
pequeña y fuerte.
Con ochenta años.
Alegre y respondona,
siempre de luto.
Lleva en la cara
la sierra, las nevadas, los agostos terribles.
Tía Juana,
parece usted una chiquilla juguetona,
enlutada, curtida, trabajada.
Y es, sin embargo, “mi tía Juana”.
Que, cada vez que voy al pueblo,
me recuerda mi infancia,
que yo decía esto o aquello,
que lloraba en la alcoba de mi casa
y usted me oía desde su ventana.
Y luego que jugaba y estudiaba.
Y me marché del pueblo una mañana,
volviendo de mayor con pelo y barba.
Tía Juana.
Parece que fue ayer
y, sin embargo, el tiempo pasa
rozando el empedrado
y desgastando los muros de pizarra.
Y hay nietos, coches, canas,
casas altas.
Tía Juana.
Que los vientos serranos
acaricien su cara
y el agua de la fuente
refresque su garganta.
Yo a usted la llevo dentro del alma.
¡Que Dios la bendiga!
Tía Juana.