Letra y música: José A. Alonso
Quedan cuatro mozos solteros en casa,
que guardan ovejas y labran la esperanza.
Quedan un rincón de ternura y recuerdos,
la paz, el silencio…. Queda el cielo azul.
Queda todo lo que no murió,
jubilados tendidos al sol.
Queda el viento contra los ventanos,
donde ayer tus manos
cuidaban la flor.
Queda un olmo solitario en la plaza
y una iglesia en lo alto que no tiene campanas.
Queda solamente en la calle una anciana,
que pasa arrastrando la vida con nostalgia.
Cuatro hijos dicen que parió,
cuatro puertas que el viento cerró.
Y en las noches de frío
se escucha el gemido
de la pobre vieja rezándole a Dios.
¡Ay mi serranía!
¡Ay mi corazón!
Aunque el tiempo marchite tu historia
y te quedes a solas con Dios,
aunque veas marchar a tus hijos,
sin poder evitar el dolor…
Los que un día poblamos tu vientre
y en tus brazos crecimos al sol,
volveremos a besar tu frente,
madre tierra que el viento labró.
¡Ay mi serranía!
¡Ay mi corazón!
¡Ay mi dulce patria!
¡Ay mi hermosa flor!